El Santander sigue finiquitando la herencia del Popular, que rescató en 2017, y de su antigua filial Banesto. La entidad que preside Ana Botín está vendiendo en el mercado bonos que tienen como subyacente hipotecas de estas dos entidades, y además lo está haciendo sin necesidad de compradores interpuestos. Según un documento registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el banco ha creado un fondo de titulización con un total de hipotecas elegibles por 850 millones, si bien los bonos se emitirán por 775 millones, dejando esos 75 millones adicionales como colchón.
La fórmula para traspasar el riesgo es la de toda la vida. El Santander vende el papel a los inversores a través de bonos que emite el fondo en el que se agrupan las hipotecas. La última moda es transferir el riesgo a través de derivados, lo que implica dejar en el balance los activos de cuyo riesgo se quiere prescindir. Un método sobre el que el Banco Central Europeo (BCE) está alertando debido a los riesgos que puede implicar para la estabilidad financiera y que el Santander ha preferido evitar en esta ocasión. Los colocadores de los bonos son, además del propio Santander, Bank of America y Citi.
En tiempos de necesidades de liquidez, y cuando el BCE era el principal recurso para proveer de cash a las entidades financieras, se crearon fondos de titulización de hipotecas o de otros activos, como préstamos al consumo o créditos para la compra de automóviles, que en la práctica nunca llegaban al mercado. Los bancos llevaban esos bonos al Banco Central como colateral para que este les concediera la ansiada liquidez a tipos que en algunos casos llegaron a ser negativos. Ahora las necesidades son otras.
Los bancos han hecho de las titulizaciones su mecanismo estrella para generar capital en los últimos años. Ya fue un instrumento muy utilizado antes de la Gran Recesión, pero el estallido de Lehman Brothers en 2008 provocó una mala fama que secó su mercado durante años, dado que estuvieron en el corazón de la implosión de la banca en EE UU entonces. Una nueva regulación permitió que las entidades volviesen paulatinamente a este mercado. Una vez superada la crisis, tras haber retirado el BCE los mecanismos implementados y de muchos trimestres encadenados de beneficios históricos, la liquidez hace ya años que dejó de ser un problema para las entidades. Las titulizaciones sirven ahora como un mecanismo eficaz para generar capital y cumplir con los requerimientos de los supervisores. Permiten a las entidades sacar de balance el riesgo de una cartera de créditos y, por tanto, disminuir sus activos ponderados por riesgo y liberar capital.
En cuanto a la emisión que ha lanzado ahora, la cartera de las hipotecas de referencia está formada por créditos otorgados en su día por el Popular (246 millones de euros) y Banesto (141 millones), y también por la actual marca de la entidad (462 millones). De media, el tipo de interés que están pagando las hipotecas agrupadas en el fondo es del 4%, un nivel elevado ante los tipos de interés fijos que ofrecen algunas entidades levemente por encima del 2%.
El mecanismo utilizado es conocido para los bancos, pero en esta ocasión el Santander introduce una importante novedad. Hasta ahora, las entidades acudían a bancos americanos para colocar estos bonos de titulización. Estos compraban la cartera en alianza con un fondo para, posteriormente, titulizarla a través de un bono de titulización privado español que compra un fondo irlandés. La intervención de los bancos americanos, que obtenían importantes réditos de ellas, permitía eliminar el riesgo de ejecución a las entidades españolas (que sabían que había alguien que lo adquiriese sí o sí).
En este caso, el Santander consigue vender esta cartera sin necesidad de la intermediación de un banco americano, lo que le permite maximizar las ganancias. Además, la titulización se ha hecho con un fondo español, registrado ante la CNMV. Esto supone que se abra un nuevo mercado, tanto para la entidad que pilota Ana Botín como para el resto, para emitir titulizaciones en España sin recurrir al extranjero.
En el caso del Santander, de los 82 puntos básicos de capital que generó el año pasado, el 19% fue por este tipo de mecanismos. Cuenta con un plan para colocar en 2026 entre 40.000 y 45.000 millones a través de esta fórmula, tal y como desveló el jefe de riesgos, Sergio Gámez, en una entrevista con Bloomberg. De hecho, el mismo martes colocó una nueva titulización sintética de 2.160 millones en créditos de la filial española.
Paralelamente, el banco también cerró el martes una colocación acelerada de un 3,5% de su filial polaca. Se desprendió de 3,5 millones de acciones, por los que ha obtenido unos 400 millones de euros. Esta transacción se suma a la venta del 49% en este negocio a Erste Group por 7.000 millones de euros. Se quedará con un 9% en la sociedad, que cotiza en la Bolsa de ese país.

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