El libro del que todo el mundo habla, y que es ya el más vendido en nuestro país, es "Reconciliación", el libro de memorias, o desmemorias, del Rey Juan Carlos I.
Seguramente muchos os preguntaréis si queda algo por contar, después de todo lo que se ha visto y publicado, y sobre todo si merece la pena leer las memorias de Don Juan Carlos. Después de haberlo leído, mi respuesta es sí por la excepcionalidad que supone que un Rey cuente en primera persona una etapa tan relevante y apasionante como fue la Transición en España y que él mismo, junto con otros, protagonizó. Precisamente un periodo que está siendo tan desprestigiado desde algunos sectores políticos. Ahora bien, mi conclusión es que un monarca no debería escribir unas memorias, sobre todo cuando hay más de lo que se calla que de lo que se revela.
Son 412 páginas, enfocadas en 7 bloques, que están narradas en primera persona, donde repasa su vida desde su nacimiento hasta su salida voluntaria de España, tal y como confiesa y aclara por fin, para mudarse a Abu Dabi.
A ese testimonio se añaden anécdotas y detalles desconocidos hasta ahora, porque 39 años de reinado dan para mucho. Si alguno esperáis nombres y detalles de los capítulos más escandalosos de su vida, no los vais a encontrar porque los obvia. Si esperáis el nombre de Corina no lo encontraréis como tal, aunque se refiere a ella a "una antigua relación" en varias ocasiones y, como os podéis imaginar, no sale muy bien parada. También hay indirectas muy directas y está muy claro a quién van dirigidas...
A pesar de confesar que ha cometido "errores" y que no es "un santo", es un libro en el que la idea de pérdida, queja y lamento es constante, y donde defiende su legado democrático sobre todas las cosas para no pasar a la historia por sus fallos y errores.
"He estado rodeado de personas que han aceptado sin remordimientos ni rencores, ceder su poder a las nuevas generaciones. Como hice yo mismo al abdicar. Hay que saber renunciar"… En el preámbulo del libro, dice que su padre, Don Juan, "le aconsejó que no escribiera sus memorias, que los reyes no se confiesan". Creo que debería haber seguido el consejo de su padre porque, a estas alturas de su vida, no está para ajustar cuentas con la historia para que se le recuerde por sus aciertos, en vez de por sus errores.
Fue él quien tomó la decisión de abandonar la vida pública e institucional en 2019, tal y como se lo comunicó a Felipe VI. Lo ideal es que hubiera permanecido en un segundo plano y se hubiera resignado a vivir acorde a su decisión personal de exiliarse y apartarse de dicha vida pública e institucional. Pero no ha sido así, ha optado por un protagonismo que ya no le corresponde y al que no quiere renunciar.
Si Juan Carlos I quería dejar su legado por escrito, podría haber recurrido a una persona que conociera el periodo de la historia de España que se trata, y no "una groupie" que lo que busca es glorificar a Juan Carlos I mientras deslegitima no solo al hijo para el que siempre pide apoyo, sino también a la heredera, la princesa Leonor. Debería haber sido un libro sin medias verdades, sin venganzas, ni reivindicaciones, y más aún en un momento político como el que vivimos, donde el Gobierno ningunea a la Corona y al resto de instituciones, y a quienes les interesa, más que nunca, una monarquía y un rey débil.
Hubiera sido deseable un libro donde no fuera capaz de decir una cosa y la contraria, como por ejemplo, "en mi familia ni lloramos ni nos quejamos" cualquiera lo diría cuando es algo continuo durante el libro, o, si no, que hubiera aplicado una frase de Torcuato Fernández-Miranda, que se recoge en el libro cuando le repetía: "en la vida hay que actuar con mayestas, que supone altura de miras, imparcialidad, dignidad, amabilidad y respeto".

Hace 14 horas
1











English (US) ·