La superluna es un fenómeno astronómico que tiene lugar cuando la fase de Luna llena se produce mientras el satélite se encuentra en su punto más próximo a la Tierra, conocido como perigeo. Este jueves 4 de diciembre será visible desde España la última superluna del año, un evento que permite observar la Luna ligeramente más brillante y más grande de lo habitual.
La órbita de la Luna no es circular
A diferencia de lo que se podría pensar, la Luna no gira alrededor de la Tierra en una órbita circular perfecta, sino en una órbita elíptica, es decir, alargada. Por este motivo, su distancia respecto a nuestro planeta varía cada mes entre dos extremos:
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Perigeo: alrededor de 363.300 km, su punto más cercano.
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Apogeo: hasta 405.500 km, el más alejado.
Durante cada órbita (de unos 27,3 días), la Luna pasa por ambos puntos, pero solo cuando el perigeo coincide con la fase de Luna llena se considera que estamos ante una superluna.
Qué cambia durante una superluna
Aunque la diferencia de distancia no es enorme, sí es suficiente para provocar un efecto óptico perceptible en condiciones adecuadas:
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Puede parecer hasta un 14 % más grande.
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Puede ser hasta un 30 % más brillante que la Luna llena más lejana del año.
Esto se debe a que, al estar más cerca, refleja más luz solar hacia la Tierra, pese a que su superficie sigue siendo la misma. Sin embargo, estos cambios no siempre se aprecian claramente a simple vista, especialmente si no se compara con otras lunas llenas.
El efecto visual suele destacarse más cuando la Luna se encuentra cerca del horizonte, donde intervienen otros fenómenos ópticos que pueden aumentar la sensación de tamaño, aunque no estén relacionados con la superluna.
Una superluna no ocurre todos los meses
Aunque el perigeo se alcanza cada mes, la Luna no siempre está llena en ese momento. Esto se debe a que la fase lunar (de nueva a llena) tarda unos 29,5 días, mientras que la órbita alrededor de la Tierra dura menos (27,3 días). Por ello, solo unas pocas veces al año coinciden ambos factores.
En 2025, por ejemplo, se han producido tres superlunas consecutivas: en octubre, noviembre y ahora en diciembre, con la de mañana, jueves 4, como la última del año.
Cómo afecta la superluna a la Tierra
Además de su efecto visual, la superluna también tiene implicaciones físicas, aunque muy leves. Al estar más cerca, su atracción gravitatoria sobre la Tierra aumenta ligeramente, lo que puede provocar:
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Mareas más altas de lo habitual, conocidas como mareas vivas.
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Pequeños ajustes en el comportamiento de los océanos, ya monitorizados por organismos oceanográficos.
Estos efectos no suelen tener consecuencias relevantes, pero son tenidos en cuenta en predicciones de mareas en zonas costeras.
Fases, brillo y el "espejo" lunar
La Luna no emite luz propia. Lo que vemos desde la Tierra como luz lunar es simplemente luz solar reflejada sobre su superficie. Su forma cambia a lo largo del mes debido a la posición relativa entre el Sol, la Tierra y la Luna, lo que da lugar a las ocho fases lunares:
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Luna nueva
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Creciente
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Cuarto creciente
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Gibosa creciente
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Luna llena
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Gibosa menguante
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Cuarto menguante
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Menguante
La Luna llena es la fase en la que su cara visible está completamente iluminada por el Sol, y por tanto es la única en la que puede producirse una superluna.
Lo que vemos desde la Tierra no es siempre lo mismo
Aunque desde la Tierra siempre vemos la misma cara de la Luna (lo que se llama rotación síncrona), su movimiento real permite observar ligeras oscilaciones. Este fenómeno, llamado libración, permite que podamos ver hasta un 59 % de la superficie lunar a lo largo del tiempo.
Hay tres tipos de libración:
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En longitud, por la forma de su órbita.
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En latitud, por la inclinación orbital.
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Diaria, por el punto desde el que observamos.
Gracias a estas pequeñas variaciones, el disco lunar no siempre se muestra igual.
Por qué la Luna no es tan blanca como parece
Desde la Tierra, la Luna parece blanca por la intensidad del Sol reflejado. Sin embargo, si se observa con detalle, su color real es gris oscuro, debido a la composición de su superficie, formada principalmente por rocas basálticas y material volcánico.
Este bajo nivel de reflexión se mide con el albedo: la Luna refleja solo un 10 % de la luz solar que recibe, frente al 30 % de la Tierra o más del 50 % en Venus. Su cercanía a nuestro planeta es lo que compensa esa baja reflectividad y hace que la veamos tan brillante.
Superluna y eclipses no son lo mismo
Aunque ambos fenómenos ocurren durante la Luna llena, no deben confundirse. Un eclipse lunar se produce cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre el satélite. Para que esto ocurra, debe haber una alineación exacta, lo que es poco frecuente.
La superluna, en cambio, solo depende de la distancia orbital, y puede suceder sin que se produzca un eclipse.

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