Este jueves 4 de diciembre comienza en Ginebra (Suiza) la 95° Asamblea General de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del festival de Eurovisión. Se trata de una de las más decisivas de su historia, ya que puede acabar con la ausencia de España, uno de los miembros del llamado Big Five, en la próxima edición.
Si la reunión, que tiene lugar durante dos jornadas, este jueves y este viernes, no concluye con la expulsión de Israel del certamen, España se retirará de la competición. Así lo ratificó José Pablo López la semana pasada.
El problema es que, tal y como explicó la UER a EL PAÍS este martes, entre los planes de la organización de Eurovisión en esta asamblea no está el de someter a una votación directa la expulsión de Israel del certamen por sus ataques en Gaza, que una comisión independiente nombrada por la ONU ha definido como un genocidio y en el que ya han muerto más de 70.000 palestinos.
Lo que se dirimirá, precisa la organización, es si los miembros consideran suficiente el nuevo paquete de medidas anunciadas el 21 de noviembre, para atender las inquietudes que han manifestado países como Irlanda, Eslovenia, Países Bajos, que junto a España han asegurado retirarse del certamen si Israel sigue en él, “sin necesidad de votar sobre la participación de Israel”, apuntaba a este periódico un portavoz de la UER, organización a la que pertenecen 113 emisoras de radio y televisión de 56 países. “Esperamos fervientemente que el paquete de medidas les garantice que hemos tomado medidas firmes para proteger la neutralidad e imparcialidad del festival en el futuro”, comentaba. Por tanto, solo si consideran que las nuevas medidas no son suficientes, se votará sobre Israel.
Ante la menos probable expulsión de Israel, también existe un grupo de países que han anunciado que serían ellos los que dejarían de participar en Eurovisión. Lo forman Suiza, Austria y Alemania (otro miembro del Big Five, los países que más dinero aportan al presupuesto de la UER y por tanto al de la celebración del festival). Además, Austria es la anfitriona de la edición de 2026 del festival. El canciller del país, Christian Stocker, lleva meses defendiendo que Viena no organice el certamen si se expulsa a Israel, lo que llevaría a una enorme crisis a la UER mucho mayor que si España y otras emisoras no participan el próximo año.
La sede principal de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) en Ginebra (Suiza) pocas horas antes de comenzar su 95 Asamblea General.Denis Balibouse (REUTERS)Además del diferente rasero con el que la UER ha tratado a Israel con respecto a Rusia, expulsada de Eurovisión tras inicio de sus ataques a Ucrania, países como España han mostrado su preocupación por la transparencia del televoto en los últimos años. De hecho, RTVE, solicitó este mes de mayo una auditoria a la UER ante las agresivas campañas de movilización del voto en favor de Israel lanzadas en redes sociales, que llevó a que el país estuviera a punto de ganar el concurso (y por tanto en convertirse en su anfitrión) en las dos últimas ediciones.
Entre las nuevas medidas anunciadas y que se van a votar previsiblemente este jueves, se propone cambiar las instrucciones de votación que desaconsejen “las campañas de promoción desproporcionadas… especialmente cuando son realizadas o apoyadas por terceros, incluidos gobiernos o agencias gubernamentales”, apuntaba el texto emitido por la UER. “Las emisoras y los artistas en competición no pueden participar activamente, facilitar ni contribuir a campañas promocionales de terceros que pudieran influir en el resultado de la votación y, como se indica en el Código de Conducta actualizado, cualquier intento de influir indebidamente en los resultados conllevará sanciones”, advierte la organizadora de Eurovisión.
El número máximo de votos por método de pago (ya sea en línea, SMS o llamada telefónica) se reduciría de 20 a 10 participaciones, lo que haría más complicado que campañas organizadas puedan influir en el resultado del televoto.
Otra decisión que ha propuesto la UER es recuperar el voto del jurado profesional en las semifinales. Desde la edición de 2022, solo participaba en la final, por lo que los países clasificados para ella quedaban en manos estrictamente del público. “Este cambio busca fomentar un equilibrio musical óptimo y una mayor diversidad en las canciones que clasifiquen para la final, garantizando que las obras de alta calidad con un amplio mérito artístico sean reconocidas junto con aquellas de gran popularidad”, comenta la organización europea. El número de jurados aumentará de cinco a siete, y se ampliará la gama de perfiles profesionales de los que pueden ser seleccionados, incluyendo periodistas y críticos musicales, profesores de música, profesionales creativos como coreógrafos y directores de escena, y figuras destacadas de la industria musical. Para atraer a un público más joven, el jurado de cada país incluirá al menos dos miembros de entre 18 y 25 años.
Justo hace una semana, el presidente de RTVE, José Pablo López, ratificó en las Cortes el veto de la corporación a Israel en Eurovisión anunciado el pasado septiembre antes de que empezase el alto el fuego en Gaza. “Mantenemos la misma posición que hace unos meses era insostenible por dos grandes motivos. En primer lugar, por el genocidio que se ha perpetrado en Gaza. Yo sigo pensando como presidente de la corporación que el festival de Eurovisión es un concurso, pero los derechos humanos no son un concurso. Y esto me parece que debemos tenerlo en cuenta. Pero quiero poner encima de la mesa otra cuestión: el incumplimiento sistemático de Israel de las normas del propio concurso”, decía en su comparecencia.

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