Barcelona
04/12/2025 21:19 Actualizado a 04/12/2025 21:22
Por segundo año consecutivo el Espanyol fue incapaz de eliminar a un equipo de Segunda Federación en la Copa del Rey. El ilusionante comienzo de temporada era propicio para que, veinte años después de ganarla por última vez, el Espanyol apostase en serio de una vez por esta competición. El mensaje de Manolo González iba en ese sentido el día antes, pero la ilusión se fue por el sumidero de manera decepcionante ante un Segunda Federación como el Atlético Baleares y tras demostrar una incapacidad manifiesta para someter a un rival, en teoría muy inferior. La derrota del Espanyol fue justa y, seguramente, eso es lo que más debe preocupar al entrenador y a la dirección deportiva.
Tampoco fue capaz de superar la segunda ronda el CE Sabadell, que cayó después de un partido muy igualado ante el líder de Segunda, el Deportivo de A Coruña (0-2). Los gallegos dispusieron de las mejores ocasiones, pero los locales le discutieron el dominio durante muchos minutos. Los goles llegaron en la segunda parte. Herrera hizo el primero en el 54 y López sentenció en la recta final.
Planteamiento conservador y poco acierto de los menos habituales
Durante la primera hora de partido el Espanyol tan solo fue capaz de generar una ocasión de peligro. El once perico, repleto de suplentes pero todos del primer equipo, invitaba a un cierto optimismo. Sin embargo, la ambición brilló por su ausencia y el equipo de Manolo González se limitó a evitar errores durante un primer tiempo insustancial. Las llegadas fueron pocas y nada claras. Solo un disparo de Salinas estuvo cerca del gol.
Nada funcionó como pretendía el técnico de Folgoso do Courel, que apostó por dos carrileros y tres centrales. Pero ni Jofre por un lado, ni Koleosho por otro, disfrutaron de profundidad, tampoco Antoniu Roca o Edu Expósito encontraron claridad en los metros finales.
Muchos nervios, demasiada precipitación y, por encima de todo, impotencia
Pese a ello, entendía el equipo perico que su condición le llevaría a encontrar la llave del partido con el paso de los minutos. Pero lo que llegó fue el dominio de un rival con buenos fundamentos, capaz de arrebatar el balón a los blanquiazules y jugar de tú a tú durante muchos minutos ante un Primera.
Esa sensación de inferioridad perica se agudizó en el segundo tiempo, momento en el que el Baleares se decidió a dar alguna alegría a sus seguidores ante tanta pasividad del Espanyol. Y pronto llegó el gol local. Un centro en el que Rubén Sánchez, a mitad de camino entre central y lateral, reculó. Riedel no alcanzó a despejar y en la confusión apareció Tovar para remachar ante Fortuño.
Un dato histórico muy negativo
El gol no significó un paso adelante de los pericos. Tuvo que realizar hasta cinco cambios Manolo González para que su equipo embotellase a su rival. Todo fueron centros en los que pocas veces hubo rematador. Muchos nervios, demasiada precipitación y, por encima de todo, impotencia.
El Espanyol vuelve de Mallorca con una cornada dolorosa en su orgullo. Se trata de una eliminación completamente inesperada que retrata a muchos futbolistas que veían en esta competición una forma de convencer al técnico. En términos históricos, el Espanyol es ya el equipo que más veces (23) ha sido eliminado en la Copa del Rey por equipos de inferior categoría.

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