La irritación interna es enorme ante la discutida gestión del escándalo de las denuncias por presunto acoso sexual contra Francisco Salazar, que el pasado mes de julio ya abandonó todos sus cargos en la Moncloa y Ferraz en cuanto se desvelaron estos supuestos comportamientos impropios, y que la semana pasada se dio de baja como militante del PSOE.
La secretaria de Igualdad de Ferraz, Pilar Bernabé, ha convocado esta noche una reunión telemática con sus homólogas en todas las federaciones y grupos parlamentarios socialistas, en la que se abordará este escándalo. El objetivo es tratar de calmar los ánimos, ante las sospechas de que la dirección del PSOE, a través de la actual secretaria de organización, Rebeca Torró, no habría actuado con la diligencia y contundencia que se reclama ante este caso desde algunas federaciones.
Llueve sobre mojado, además. Las conversaciones que se desvelaron entre el exministro y exsecretario de organización del PSOE José Luis Ábalos y quien fuera su antiguo asistente, Koldo García, en las que referían su habitual consumo de servicios de prostitución, con expresiones muy degradantes para las mujeres, ya incendiaron a buena parte del PSOE, y embarraron la bandera feminista de la que hace gala el partido. El propio Pedro Sánchez se mostró avergonzado y pidió perdón. “Son repugnantes”, lamentó el presidente del Gobierno y líder del PSOE.
Y, sin solución de continuidad, el pasado mes de julio estalló el escándalo por las acusaciones de presunto acoso sexual contra Francisco Salazar –desvelado por ElDiario.es-, justo el mismo día en que el comité federal del PSOE iba a ratificar la incorporación como adjunto a la secretaría de organización para la que fue designada Rebeca Torró, en sustitución de Santos Cerdán, que fue imputado en la presunta trama de corrupción en la que también estarían implicados Ábalos y Koldo García.
Salazar se apresuró entonces a renunciar a sus cargos en la Moncloa y en Ferraz. Pero el procedimiento interno que se abrió en Ferraz para tratar de esclarecer los hechos, de los que el aludido siempre se declaró inocente, no avanzó en ningún sentido desde entonces. Y algunos piensan que se trató de echar tierra al asunto.
La semana pasada, Salazar se dio de baja de la militancia socialista, y la investigación interna en Ferraz parecía abocada a quedar cerrada sin ninguna conclusión. La portavoz de la ejecutiva del PSOE, Montse Mínguez, aseguró no obstante este pasado lunes que aunque Salazar haya perdido su condición de afiliado, el procedimiento interno iba a seguir abierto, si bien insistió en la dificultad de las investigaciones ya que las denuncias por presunto acoso sexual son anónimas, como establece el propio protocolo del partido.
La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, tachó este lunes de “vomitivas” las actitudes de las que se acusa a Salazar. Y este miércoles se ha sumado a la condena la vicepresidenta primera del Gobierno, y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, que ha asegurado compartir el adjetivo que utilizó Alegría la víspera. “Cualquier intento de intimidación, cualquier acoso, cualquier comentario que humilla a las mujeres, va a contar con la absoluta reprobación del Gobierno y del PSOE”, ha señalado.
“No se pueden permitir determinados comportamientos, comentarios, que por supuesto tienen que contar con la condena de nuestro partido y del conjunto de la sociedad”, ha insistido Montero. “Las investigaciones tienen que seguir avanzando, llegar hasta el final”, ha querido garantizar. “La investigación va a llegar hasta el final y sabremos si efectivamente ha habido o no ha habido esos indicios de comportamientos que requieran, independientemente de que no sea militante, la condena”, ha zanjado Montero.

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