Redactora de sucesos
Advierto que soy poco optimista con el acuerdo para reformar el Código Penal en materia de multirreincidencia. Falta la letra pequeña, pero hasta dónde sabemos los cambios en el redactado del articulado que define la reincidencia nos devuelven a la casilla de salida del 2015, aunque ahora matizado con un párrafo que otorga al juez la capacidad de modular el castigo, dejando atrás los 400 euros. Ese anunciado al que se pretende regresar ya fue tumbado por el Tribunal Supremo con el argumento de la desproporcionalidad. Y de ahí esa modulación que se le otorgará al juez para que valore al margen del montante económico. Pero la realidad en las calles es otra. Casi el 80% de estos delitos son tentativas y cómo tales las seguirán valorando los magistrados. En otras palabras. No parece a priori que la reforma vaya a mitigar esa realidad que denuncian los vecinos de que los delincuentes entran por una puerta y salen por otra el mismo día. A los políticos les cuesta escuchar lo que dicen los policías que están en la calle o en los despachos redactando los atestados que acompañan al detenido cuando lo presentan en el juzgado de guardia. La multirreincidencia no se acabará endureciendo las penas. Y eso hay que empezar a entenderlo.
Dispositivo contra la multirreincidencia en el área de Barcelona
MOSSOS D'ESQUADRA / Europa PressCon ese perfil de delincuente que vive exclusivamente del hurto solo se acabará poniéndole las cosas tan difíciles que se vea obligado a largarse. No hay más. De ahí la propuesta que los Mossos d’Esquadra defienden a todo el que le pregunta y que tiene que ver con la obligatoriedad de dictar medidas cautelares, como órdenes de alejamiento, a los profesionales del hurto. Al señor que vive de robar en Ciutat Vella se le tiene que prohibir poner un pie en ese distrito. A día de hoy, esta es la propuesta más sensata que se ha formulado para terminar con una lacra que supone prácticamente el 70% de la actividad delincuencial en Catalunya, protagonizada por un número tan reducido de personas que no parece descabellado centrarse en ellos y hostigarles hasta que busquen otros lares en los que robar. No todo se soluciona con más penas y más cárcel. Para esa delincuencia profesional que recorre las grandes ciudades europeas en busca de móviles, relojes y carteras las ciudades españolas deberían convertirse en un lugar inhóspito en el que hacer parada sea demasiado arriesgado. Y eso, como se está materializando en el aeropuerto del Prat con 49 órdenes de alejamiento de sus instalaciones, funciona. Voy a compartir los datos de noviembre: 504 denuncias en el 2023, 805 en el 2024 y 220 este año. Les dejo a ustedes llegar a una conclusión.
Mayka Navarro
Redactora de sucesos
Escribe y cuenta historias de la mala vida desde que empezó en el oficio del periodismo, desde los tiempos del fax. Autora de 'Desmontando el crimen perfecto'. Convive con dos perros, Simón y Lola; y con todo por aprender
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