Próspera, la isla de la libertad trumpista

Hace 2 días 1

Hay un motivo obvio por el que Donald Trump ha indultado al expresidente hondureño Juan Hernández Orlando, condenado el año pasado a 45 años de cárcel por tráfico de drogas por un tribunal federal en Estados Unidos.

Orlando es del mismo partido que Nasry “Tito” Asfura, el candidato conservador respaldado por Trump en las elecciones del pasado domingo. El presidente estadounidense amenazó con retirar la ayuda económica estadounidense a Honduras si no ganaba su candidato preferido.

El encarcelamiento de Orlando —acusado por la justicia estadounidense de haber “construido una autopista de cocaína hasta Estados Unidos”— complicaba la promesa de Asfura de ser el azote de los narcos.

Después de un largo recuento de los votos, Asfura ha empatado en el primer puesto con el centrista Salvador Nasralla y puede ganar las elecciones. 

Pero el indulto a Orlando -que fue puesto en libertad el martes- tiene otra explicación. El expresidente hondureño tiene amigos poderosos en el movimiento MAGA. Roger Stone, ex asesor de Trump, Matt Gaetz, presentador del canal trumpista One America News, así como pesos pesados de la derecha libertaria en Silicon Valley, han aplaudido la decisión de perdonarlo.

Ese apoyo tiene bastante que ver con un polémico proyecto impulsado por Orlando Hernández durante su presidencia: las llamadas Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDEs), uno de los experimentos más radicales de cesión de soberanía nacional en favor del gran capital estadounidense desde los días de los enclaves de la multinacional frutera estadounidense United Fruit durante la primera mitad del siglo XX.

Asesorado por Mark Klugmann, ex asesor de Ronald Reagan, Orlando Hernández aprobó la cesión y el control de parte del territorio hondureño para la creación de ciudades de nueva construcción libres de impuestos, ajenas a la regulación y a los derechos laborales vigentes en Honduras.

Las ZEDEs estaban inspiradas en la idea de charter cities del premio Nobel Paul Romer aunque Romer tildó el proyecto de Orlando como una “especie de club de aristócratas”.

Con capital de magnates 'tech',  las ZEDE en Honduras son “un club de aristócratas”

Al inaugurarse el plan, el consejo gestor de las ZEDE estaba integrado por veintiuna personas, nueve de ellas estadounidenses de ideología libertaria y solo cuatro hondureños. Por parte estadounidense estaban el propio Klugmann; Michael Reagan, hijo del expresidente conservador; David, el hijo del economista y nobel Milton Friedman; y Grover Norquist, trumpista incondicional y defensor apasionado de los recortes de impuestos a los más ricos.

También había europeos, como Barbara Kolm, la economista hayekiana vinculada al Partido de la Libertad austriaco y el alemán Titus Gebel, consejero delegado de Free Private Cities Inc.

Poco a poco se irían incorporando al proyecto la nueva generación de tecno-libertarios y criptofinancieros liderados por el billonario y anarcocapitalista Peter Thiel, y Balaji Srinivasan, autor del libro The Network State: como crear un nuevo país.

El proyecto recuerda los antiguos enclavos de las bananeras de principios del siglo XX

Honduras, donde a principios del siglo XX las compañías  bananeras instalaron sus enclaves con el apoyo de la US Navy, tenía un pasado hecho a la medida del nuevo proyecto. Cuando “llega silenciosamente un enorme buque armado” los países “de opereta” dejan de ser soberanos, ironizó O. Henry en su novela Cabbages and Kings, donde se acuñó el término república bananera.

Más de un siglo después, Trump despliega otra vez la gunboat diplomacy, tal vez con el fin de crear una nueva generación de economías de enclave en el Caribe desde Panamá a Caracas. De ahí el agresivo apoyo a Asfura y el extraordinario indulto a Hernández Orlando.

Para ello era imprescindible acabar con el proyecto de Xiomar Castro. Mujer del ex presidente Mel Zelaya, que había sido víctima de un golpe en 2008 por su apoyo a Venezuela, la presidenta derogó la ley que permitía la creación de las ZEDE. Al igual que su marido, fue acusada de ser terrorista, narcotraficante y comunista.

Una de esas ZEDE fue la  ciudad startup Próspera, en la isla de Roatán en el Caribe hondureño, impulsada con capital de Thiel, Srinivasan y otros gurús libertarios de la tecnología como Marc Andreessen, y el empresario de inteligencia artificial Sam Altman. Pronomos Capital, sociedad que David Friedman creó para financiar nuevas ciudades privadas, es otro de los inversores. Según su propia publicidad, es “una ciudad privada con un sistema regulatorio diseñado para que los emprendedores construyan mejor, más barato y más rápido”.

Próspera se gestiona de forma totalmente independiente de las estructuras democráticas hondureñas. Cuenta actualmente con unos 2.000 residentes físicos y “electrónicos”, según la empresa, y espera alcanzar una población de 38.000 habitantes para 2030.

Aparte de inmuebles atractivos para inversores presentes o ausentes, la ZEDE cuenta con un centro de bitcoin y una clínica experimental que aprovecha la ausencia de controles sobre nuevos fármacos. En la entrada de la ciudad se levanta un edificio futurista llamado “The Circular Factory”, donde robots transforman bloques de madera en materiales de construcción. En la sede de la entidad virtual Infinita City en Próspera, se investiga sobre la longevidad, una obsesión de Thiel. Una urbanización de viviendas futuristas, diseñadas por  el equipo de la difunta arquitecta vanguardista Zaha Hadid, completa  la imagen de ciencia ficción con la que se promociona esta ZEDE.

El gobierno de izquierdas de Xiomara Castro trató de revertir el proyecto

En cuanto llegó al poder, Castro intervino para recuperar el control de toda la isla en la que se aloja Próspera, después de una crisis de abastecimiento de agua que muchos atribuyeron al consumo de la ciudad privada. Los billonarios libertarios al mando de Próspera no tardaron en interponer una demanda judicial al gobierno que exige una compensación por casi 11.000 millones de dólares. Con la izquierda fuera del gobierno en Honduras, las posibilidades del proyecto de ganar este litigio han aumentado.

“¿Por qué apoya Trump al partido político hondureño que ha permitido el contrabando masivo de drogas hacia los Estados Unidos?”, se preguntó el martes en su blog Paul Krugman, otro premio Nobel de economía. La respuesta: “La influencia de la cripto/tecnología broligarquía (oligarquía de amiguetes) y sus intereses en Próspera.” 

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