San Mamés auxilia al Real Madrid

Hace 2 días 2

Forofos y algunos peñistas del Barça sostienen que el Athletic de Bilbao nunca se emplea tan a fondo en San Mamés contra el Real Madrid como lo hace, sistemáticamente, frente a los azulgrana. Una teoría como otra cualquiera, tal que el supuesto bocadillo letal del primer jabalí hallado fiambre en Collserola –¿salchichón, chorizo pamplonica, chorizo ibérico?–. Anoche, esta teoría de la conspiración se alimentó y circuló en las redes: ¡contra el Barça nunca salen tan educadamente en San Mamés!

El Athletic de Bilbao no saltó al campo educadamente, como malician algunos, sino dormido, que es distinto. Pronto se diluyó la duda de si San Mamés se sumaría a los tres campos en los que el Real Madrid no ha pasado últimamente del empate (Vallecas, Elche y Girona). Fiel a su leyenda de estadio único –y lo es–, los leones abrieron las puertas de San Mamés y ejercieron la hospitalidad, virtud bilbaína, con el ilustre visitante que les endosó tres goles como hubiera podido marcarles cinco.

La teoría conspirativa de algunos barcelonistas se confirmó: alfombra roja al Madrid en San Mamés

¡Qué partido tan extraño! Rara vez ha visto uno duelo más cómodo para un equipo grande en San Mamés, donde la entonación a coro del himno hace muy difícil a los suyos salir a verlas venir. La electricidad ambiental se convirtió en el primer cuarto de hora en la luz de un candelabro cuyas velas se iban apagando rápidamente, sin que ni siquiera el arranque del segundo tiempo evitara el apagón. Al contrario, Mbappé marcó el tercero con las mismas facilidades recibidas en los dos tantos anteriores –en el segundo, Camavinga remató de cabeza en el área pequeña a pase también de cabeza, también en el área pequeña, del compañero Mbappé– y San Mamés enmudeció, para realce de las prestaciones asistenciales dispensadas ayer a Xabi Alonso y sus futbolistas, que sin nada del otro mundo se llevaron los tres puntos.

De las guerras de los años 80, el barcelonismo vintage argumenta que sus futbolistas reciben las patadas que no se llevan los merengues. Teorías. Por suerte para el balompié, los leones aceptaron anoche con buenos modales el baño y conviene felicitarse de que no se ganasen tarjetas, dos amarillas y de guante blanco. Para que no todo fuese hospitalario, San Mamés despidió a Vinícius con gritos de “¡tonto!”, insulto al límite que cualquier público se permite sin temor a que le cierren el estadio. Y eso que ayer Vinícius alegró el partido, de corte tostón.

Cada club y cada estadio elige a sus amigos y a sus enemigos, en Bilbao y en La Balastera. Por experiencia, juraría que San Mamés le tiene más simpatía histórica al Madrid que al Barça, que ya se llevó en Bilbao, allá por 1931, un 12 a 1, su mayor derrota en Liga.

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