Sánchez y Feijóo dirimen su pugna en el inicio de la campaña en Extremadura

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Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo llevaron este jueves su confrontación política al pistoletazo de salida de la carrera hacia las urnas en Extremadura, que el 21 de diciembre abrirá el nuevo ciclo electoral autonómico y fijará el rumbo hacia los comicios generales que dirimirán la suerte del presidente del Gobierno y el líder del Partido Popular.

A esta primera escala del ciclo electoral, Feijóo llega con cartas ganadoras para que María Guardiola revalide la presidencia de la Junta de Extremadura. Sánchez, en cambio, concurre con pocas expectativas de que el candidato del PSOE, Miguel Ángel Gallardo, pueda emular a sus predecesores, los presidentes Guillermo Fernández Vara –que falleció el pasado octubre– y Juan Carlos Rodríguez Ibarra. La máxima aspiración de los socialistas es que Guardiola no alcance la mayoría absoluta, y se vea de nuevo en manos de la ultraderecha de Vox.

La campaña en Extremadura arranca este viernes y se alargará hasta el 19 de diciembre. Pero Feijóo por la mañana, y Sánchez por la tarde, ya protagonizaron ayer los actos principales de Guardiola y Gallardo. Y el líder del PP fue claro al asegurar que las elecciones extremeñas van a tener impacto en todo el país. “Estas elecciones son importantes para toda España”, aseguró, en una visita a Don Benito (Badajoz), donde también compartió espacio con Guardiola en un acto con empresarios.

El líder del PP presenta estas elecciones como “el inicio del fin de la decadencia política que está viviendo España”

“Extremadura puede ser el inicio del fin de la decadencia política que está viviendo España”, prosiguió Feijóo, que animó a votar al PP y llamó a la movilización. “No os confiéis”, señaló el líder del PP, recordando lo que ocurrió en las elecciones generales de julio de 2023, donde, según dijo, había gente que decía que quería que gobernaran los populares pese a que no iban a votarles. “Ahora gobierna Sánchez”, alertó Feijóo. De esta manera, apeló, de manera velada, al voto útil frente a Vox.

Guardiola fue mucho más directa y arremetió contra Vox y Santiago Abascal. La presidenta extremeña, que quiere dedicar mucho tiempo a reivindicar su gestión económica, reivindicando que hay más empleo, más autónomos y más inversión que nunca en la región, acompañado de una sustancial bajada impositiva, entró en el cuerpo a cuerpo con Vox.

Alberto Núñez Feijóo y María Guardiola, ayer en un acto en Don Benito

Alberto Núñez Feijóo y María Guardiola, ayer en un acto en Don Benito

EFE / Samuel Sánchez

“¿Alguien sabe cómo se llama el candidato de Extremadura? En los carteles, solo vemos al señor Abascal”, espetó Guardiola. “Abascal es un turista que viene a Extremadura últimamente mucho y lo único que pretende es desestabilizar”, señaló Guardiola, que advirtió que no va a aceptar las exigencias de Vox, porque no va a pasar por el “aro” ya que lo “único” que influye en su gobierno “son los intereses” de los extremeños.

Guardiola cuenta actualmente con 28 escaños en un Parlamento de 65, por lo que necesita los cinco diputados de Vox. Según todas las encuestas, el bloque de la derecha formado por el PP y Vox mantendrá la mayoría absoluta, pero está por ver cuánto crece cada partido y cómo van a tener que encarar una negociación.

“¡Quiero que pierda la derecha!”, clama el jefe del Ejecutivo, que elude los escándalos que sacuden al PSOE

En este sentido, la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán, quiso ser prudente y ayer apostó por esperar a los resultados electorales para tomar decisiones sobre una negociación con el PP. “Hay que esperar a ver qué es lo que votan los extremeños, y una vez voten los extremeños y veamos la fuerza que tenemos, en esa medida exigiremos, ni más ni menos”, señaló la dirigente de Vox.

Sánchez, por su parte, trató de arropar anoche a Gallardo en un mitin en Plasencia (Cáceres). Como ya hizo hace un par de semanas en Mérida, el líder del PSOE obvió por completo el juicio al que Gallardo se tendrá que enfrentar por la contratación presuntamente irregular de su hermano, David Sánchez. Y tampoco hizo ayer mención alguna a la enorme polémica abierta en el PSOE ante la gestión de las denuncias por supuesto acoso sexual contra Francisco Salazar, otro de sus antiguos hombres fuertes en la Moncloa y en Ferraz.

Sánchez reivindicó en cambio su gestión al frente del Gobierno: “¡Lo estamos haciendo bien, hay que estar orgullosos!”, clamó. Y anunció su más íntimo deseo electoral: “¡Quiero que pierda la derecha!”.

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