Una exposición comisariada por un profesor del TecnoCampus explora la simbiosis entre manga, anime y videojuego japonés

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Quizás no es del todo conocida, pero existen una estrecha relación entre el manga y el anime y el videojuego japonés. Y ahora, una exposición que podrá verse en el próximo Manga Barcelona explora los detalles de esta relación. La muestra, titulada “MangaGēmu. Anime, manga y videojuego japonés”, está comisariada por el profesor del TecnoCampus Víctor Navarro, junto con Marçal Mora y Alejandro Rodríguez.

La iniciativa forma parte del proyecto Gēmu, una línea de divulgación impulsada por Fundación Japón que Navarro comisaría desde 2021 y que investiga el videojuego japonés como producto cultural. Bajo este paraguas ya se han celebrado dos exposiciones previas: “Gēmu: Videojuego japonés y cultura visual”, que se vio en Veranos de la Villa, en Madrid, en 2024, y “CineGēmu: Fantasía y terror en el videojuego japonés”, que acaba de pasar por la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia, 2025).

En Barcelona, la propuesta adopta un formato más pequeño, con seis tótems y dos vitrinas con material original de manga, anime y videojuegos. El objetivo es poner de relieve un fenómeno amplio: la constante hibridación entre las tres industrias. “En Japón, manga, anime y videojuego forman parte de un mismo universo cultural”, subraya Navarro. “Aquí muchas veces los recibimos como si fueran ámbitos separados, pero allí el tránsito entre ellos es natural y constante”.

La muestra, que se podrá ver del 5 al 8 de diciembre, se complementará con una ponencia del propio Navarro y de Alejandro Rodríguez el sábado 6 de diciembre a las 18 h, en la sala Manga Academy.

Del manga al videojuego y viceversa

La exposición propone un recorrido por algunas de las conexiones más visibles entre manga y videojuego. Navarro recuerda que, en Japón, “si una serie tiene éxito, casi de inmediato se articula un videojuego”. Ejemplos clásicos son Dragon Ball, Ranma, Naruto o Doraemon, franquicias que han generado decenas de títulos en distintos formatos desde los años ochenta.

El comisario explica que Nintendo sacó la consola Famicom Mini edición especial de franquicias de los 80, lanzada en Japón hace unos años, que incluía únicamente videojuegos basados en mangas populares. “Era una demostración perfecta de hasta qué punto el manga y el videojuego avanzaban juntos”, explica.

Navarro también destaca ejemplos que ilustran cómo este tránsito no siempre se recibió igual en Occidente. “El videojuego de El puño de la Estrella del Norte llegó antes que el manga o el anime, y como aquí la serie no era conocida, se lanzó con un título genérico: The Last Battle. Se ocultó la franquicia original porque se pensaba que no resultaría reconocible para el público europeo”.

Un caso similar es el de “Campeones” (Capità Tsubasa), una popular serie anime sobre un equipo de futbol. El videojuego llegó a Europa sin la licencia y convertido en un título genérico de fútbol, desvinculado del manga y el anime que le daban origen. “Es un buen ejemplo de cómo se rompía la cadena cultural que en Japón es completamente natural”, apunta.

El flujo también funciona a la inversa. Series nacidas en el videojuego, como “Mario” o “Zelda”, cuentan con una larga tradición en formato manga. “En Japón es habitual que un éxito en un medio acabe expandiéndose al resto. Durante los 90 se publicaron muchos mangas basados en Mario y Zelda, que ahora están empezando a recuperarse en ediciones en castellano”.

Cincuenta años de cultura visual

Navarro insiste en que el videojuego japonés, que nació hace más de cincuenta años, “aprendió del manga y del anime el lenguaje visual y la manera de contar historias”, y que de esta fusión surgió una de las superpotencias creativas contemporáneas. “Al cabo de pocos años, el gēmu ya era una fuerza mundial y un gran exportador de imaginarios visuales”.

“MangaGēmu” quiere condensar esta historia en una exposición que quiere servir de puerta de entrada para entender cómo, a través de personajes, géneros y franquicias, se ha forjado un ecosistema cultural único.

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