El FBI despejó una de las incógnitas que durante casi cinco años ha servido a los conspiradores de ultra derecha para acusar a las cloacas del estado de estar detrás de los graves altercados ocurridos en Washington el 6 de enero del 2021.
La agencia policial anunció la detención de Brian Cole, de 30 años y vecino de Woodbridge (Virginia), como el sospechoso que colocó sendas bombas caseras en los cuarteles de los partidos Demócrata y Republicano. Esa supuesta acción terrorista se produjo la noche del día 5, solo unas pocas horas antes de que las hordas trumpistas, alentadas por el entonces presidente Donald Trump, tomaran el Capitolio con la intención de impedir que Joe Biden fuera ratificado como ganador de las elecciones de noviembre del 2020.
El arresto se produjo la mañana de este jueves y los agentes realizaron una entrada y registro en la vivienda del presunto autor de esas bombas, que no estallaron pero que técnicamente tenían toda la capacidad para explosionar, según los especialistas. Si bien no detonaron, su descubrimiento no hizo más que añadir más confusión y miedo al asalto de la ciudadela de la democracia estadounidense.
Los explosivos fueron descubiertos en medio del caos del día 6, más de una docena de horas después de que fueran colocadas. Existe una grabación de las cámaras de seguridad en la se observa a un individuo con capucha y mascarilla que va con una bolsa y que coloca una de las bombas en uno de esos puntos críticos en el entorno del Capitolio.
Desde entonces, el FBI ha sido constantemente cuestionado por la falta de resultados en su investigación. La agencia policial redobló sus esfuerzos a partir del 2023 al incrementar la recompensa por pruebas que llevaran a la detención de 100.000 dólares a medio millón. En este operativo se han tomado declaraciones en más de un millar de ocasiones y se han visionado al menos 10.000 vídeo clips.
El giro en la investigación tuvo lugar hace unos meses con la aplicación de nuevas tecnologías, posiblemente a partir de inteligencia artificial, circunstancia que denominan “aire fresco”, lo que condujo a nuevas pruebas. En este operativo se obtuvieron nuevas localizaciones de servicios de telefonía y digitales en búsqueda de determinar las personas que pudieron comprar los artilugios necesarios para fabricar los explosivos. A lo largo de este proceso se citó al menos a 18 propietarios de tiendas que venden el tipo de sneakers que llevaba el sospechoso.
Ante la falta de resultados y la ausencia de detenciones, los conspiradores llenaron ese vacío propagando la idea de que esas bombas fueron colocadas por los propios agentes policiales y de inteligencia, las famosas cloacas, para desacreditar a los seguidores de Donald Trump que se reunieron allí aquel día con unos resultados más que evidentes. Uno de los que difundió esas teorías del llamado “trabajo interno” responde por Kash Patel, trumpista radical y hoy director del FBI.
Hace solo una semana, The Blaze, medio de la ultraderecha fundado por Glenn Beck, publicó un artículo en el que se aseguró que el que puso esas bombas era un ex funcionario policial, deducción que se fundamentó en un análisis informático de la forma en que caminaba esa personas captaba por las cámaras. No parece claro que esta detención vaya a cerrar la conspiración.

Hace 1 día
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